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Bimedica.
hospitales
12.05.2020

Carta de una enfermera Covid

Hola, soy enfermera y trabajo en una unidad de cirugía de diferentes especialidades.


No pensé ni por un segundo que desde que decidí ejercer como enfermera pasaría por una experiencia como esta.

Todo comenzó hace ya dos meses aproximadamente, nos dieron la noticia de que nuestra planta pasaba de estar dedicada a la cirugía para dedicarnos exclusivamente a pacientes diagnosticados de COVID19.

En aquel momento, pensé en la necesidad de ayudar, España estaba viviendo una situación de crisis sanitaria y debíamos de poner todo de nuestra parte, porque estaba en riesgo la vida de muchas personas.

Al llegar a la planta el primer día, todo había cambiado, pero se respiraba mucho compañerismo y entrega para que todo saliese bien.

Recuerdo nuestro miedo a ser contagiados, más por la preocupación de nuestras familias cuando llegásemos a casa después de una dura jornada de trabajo que por nosotros mismos. Muchos de mis compañeros han pasado estos días en hoteles para evitar contagiar a sus familiares.

Eran días de locura, aprovechaba mis momentos de ir y venir del trabajo para analizar la situación y dentro de todo lo ocurrido sacar algo positivo, aunque a veces era muy difícil.

Al principio, recuerdo a mis compañeros y a mí estar siempre pendientes unos de otros de la correcta colocación del EPI, y lo peor el momento de quitárnoslo y ver marcas y marcas debidas a una larga jornada de trabajo. También el miedo a lo desconocido, el ver que pasará, la incertidumbre de ver como evolucionaría todo esto, como iba afectando nuestro día a día, las caras de cansancio, de estrés… Por otra parte, ver como gente joven y no tan joven no salía adelante aún dando todo lo que estaba a nuestro alcance.

Decidí dejar de ver las noticias, fue una manera de evadirme y poder descansar mientras estaba en casa.

Han sido meses intensos de trabajo ya no sólo a nivel físico si no también una carga importante psicológica. Es muy difícil ver como cada día tenías que sacar fuerzas para poder cuidar a los pacientes y poder ofrecer tus ánimos solamente viendo la expresión de tus ojos. Por lo que intentábamos sacar fuerzas de donde no las había.

Había momentos reconfortantes, médicos de otras especialidades se dedicaban a realizar videollamadas a las familias, yo en ocasiones entraba con la doctora ya que ver al paciente contento por hablar con su hija, nieto o marido me hacía muy feliz. Muchos pacientes nos daban las gracias por nuestros cuidados y apoyo ya que en esta situación en la que no podían recibir visitas el único apoyo éramos nosotros.

Otros momentos de alegría, era cuando los pacientes recibían el alta hospitalaria. Mis compañeros y yo les despedíamos con un fuerte aplauso, ellos eran los héroes que había abatido a nuestro enemigo.

Durante esta etapa, hemos tenido días muy complicados pero el peor momento era cuando llegabas a casa. Tu familia en el momento que sabía que ya estabas fuera del trabajo, te llamaba para ver que tal estabas y para preguntar cómo había ido todo y si veíamos mejoría. Intentabas suavizar la situación para que la familia que ahora mismo está tan lejos y no puedes visitar no se preocupasen y pudiesen dormir tranquilos ya que tú llevabas días sin poder hacerlo.

En esos momentos, intentas sacar fuerza de donde no tienes para poner tu mejor sonrisa y decirles que todo va a salir bien para no preocuparles. He tenido días de llorar de impotencia, de tristeza de no poder hacer más de lo que hemos hecho y piensas en toda la repercusión que ha tenido. Hay días que te despiertas pensando que ha sido un sueño, pero todo continúa.

Porque realmente somos profesionales con vocación por nuestro trabajo, que no sólo en estas situaciones luchamos si no día a día por una misma razón, LA SALUD. Pero si hay algo positivo de todo esto que he podido sacar como conclusión, es el compañerismo en el equipo, la alegría de ver cómo los pacientes se iban recuperando y que todo esto comenzaba a ver la luz al final del túnel.

En estos momentos, parece que todo va mejor pero no debemos de bajar la guardia. Tenemos que seguir con las medidas marcadas y respetando las normas para no ir hacia atrás. Porque este virus lo paramos UNIDOS.

Termino dando las gracias a todos los que sí han sabido respetar las normas en estos días tan difíciles, a todos los que hemos trabajado durante este confinamiento y a los que han aportado su granito de arena ayudando a los demás.

Gracias de corazón.

Un abrazo muy fuerte de una enfermera
de planta Covid19.