La gripe es una enfermedad infecciosa respiratoria causada por dos tipos de virus, influenza A y B. Las epidemias estacionales anuales de gripe están asociadas a una importante tasa de hospitalizaciones y mortalidad, así como a una considerable demanda de recursos en salud. De esta manera, constituye un importante problema de salud pública.
La medida de control considerada más eficaz frente a la gripe es la vacunación anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas a gripe. Debido a la elevada capacidad del virus de la gripe de sufrir variaciones antigénicas, la composición de las vacunas debe revisarse cada año (*).
DATOS DE INCIDENCIA DE LA GRIPE EN ESPAÑA EN DICIEMBRE 2019
La gripe estacional se transmite de persona a persona, desde individuos infectados a través de gotas en aerosol cargadas de virus procedentes de secreción nasal, bronquial o saliva que contenga alguna de ellas, y que son emitidas con la tos, estornudos o simplemente al hablar. Se propaga rápidamente en forma de epidemias estacionales (mayoritariamente durante el otoño y el invierno).
En los seres humanos puede afectar a las vías respiratorias, nariz, garganta, bronquios e infrecuentemente pulmones, sin embargo, también puede afectar al corazón, el cerebro o los músculos. Los síntomas más comunes son: dolor de garganta, debilidad, malestar general, dolores musculares (mialgias), dolor estomacal, dolores articulares (artralgias), dolor de cabeza (cefalea) y tos, generalmente seca y sin mucosidad. En niños también son comunes las náuseas, vómitos y diarreas.
El tratamiento es sólo sintomático y en los casos graves y hospitalarios es sólo de mantenimiento de constantes, pues los fármacos antivirales tienen una eficacia muy limitada.
La gripe suele resolverse espontáneamente en algunos días, pero en algunos casos puede agravarse, especialmente en niños pequeños, embarazadas, adultos mayores o personas con su estado inmunitario alterado, y poder tener un desenlace fatal.
Dentro de las complicaciones más frecuentes tras una infección por el virus de la gripe se encuentran: neumonía, otitis, sinusitis, deshidratación y empeoramiento de una enfermedad crónica de base, como insuficiencia cardiaca congestiva, asma o diabetes.
Cualquier persona puede padecer complicaciones tras una gripe, pero son más frecuentes en personas mayores con ciertas enfermedades crónicas. Por ello se recomienda la vacunación a los grupos de riesgo.
VACUNACIÓN
Las vacunas inactivadas actuales no contienen virus vivos. Están compuestas por fracciones de virus o subunidades proteicas, y por tanto, no pueden causar gripe.
Al igual que sucede con otras vacunas, tras la vacunación contra la gripe pueden producirse reacciones locales o más infrecuentemente fiebre, malestar y mialgia. Estas reacciones se inician en las primeras 6-12 horas y suelen persistir 1-2 días.
Está indicada en:
Y aunque la vacunación es la manera más efectiva para su prevención, también se recomiendan las siguientes medidas:
*Fuente: Sistema de Vigilancia de la Gripe en España