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Desinfección ambiental y de superficies en tiempos de COVID

hospitales
19.01.2021

Transcurridos varios meses desde la aparición del Coronavirus SARS-CoV-2, ya disponemos de información que avala que este puede sobrevivir en superficies inertes (metal, papel-cartón y plástico) durante, al menos, 2/3 días. Del mismo modo, conviene señalar que el virus puede ser inactivado de manera muy eficaz mediante una correcta limpieza de las superficies y posterior desinfección.

La limpieza ayuda a eliminar patógenos o reducir significativamente su carga en superficies contaminadas y es un primer elemento esencial en cualquier proceso de desinfección. La limpieza con agua y jabón (o un detergente neutro) y la acción mecánica (cepillado o fregado) elimina y reduce la suciedad y la materia orgánica, pero no elimina microorganismos. La materia orgánica o suciedad puede impedir el contacto directo de un desinfectante con una superficie e inactivar las propiedades germicidas de los desinfectantes.

Los desinfectantes de uso ambiental son biocidas y están regulados mediante el Reglamento nº 528/2012, del Parlamento europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2012, relativo a la comercialización y el uso de los biocidas.

Todos estos productos corresponden, respectivamente, a los clasificados como Tipo 1 (Biocidas para la higiene humana) y Tipo 2 (Desinfectantes utilizados en los ámbitos de la vida privada y la salud pública y otros Biocidas). La mayoría de ellos requieren autorización sanitaria como desinfectantes otorgada por la AEMPS y deben exhibir en su etiquetado el número de autorización con el formato “nº - DES” que corresponda a dicha autorización. Además, el listado de Biocidas se encuentra publicado por el Ministerio de Sanidad, en el apartado “Salud ambiental y COVID-19” de la web de la Consejería de Salud y Familias para su consulta por parte de usuarios y profesionales.

Los biocidas de Tipo 2, recogen los que no están destinados al tratamiento directo sobre personas o animales, y son los más apropiados para la inactivación del Coronavirus en superficies inertes ( paredes, suelos, muebles, sistemas de aire acondicionado..)

Para la desinfección ambiental y de superficies, desde que empezó la pandemia, se han mencionado las siguientes soluciones:

  • HIPOCLORITO SÓDICO (lejía) aproximadamente al 0,1% (25-30 ml de lejía en 1 litro de agua y 1 minuto de contacto), elevada eficacia, bajo coste y fácil acceso. Hay que tener en cuenta su toxicidad generada por los gases que deprende en su uso/manipulación, y la corrosión que produce sobre determinados materiales. las superficies tratadas deben ser secadas tras su aplicación.
  • ETANOL al 62 – 71%, su aplicación no requiere de secado posterior por su rápida evaporación. Fácil manipulación y baja toxicidad.
  • PERÓXIDO DE HIDRÓGENO al 0,5%, por nebulización, el desinfectante sale impulsado por una turbina a través de unos cabezales que consiguen su aerosolización. Todas las superficies que entran en contacto con el peróxido quedan descontaminadas si tuvieron una limpieza previa.

Hay que tener precaución con los materiales que se puedan deteriorar por el humedecimiento de las superficies (equipos informáticos y eléctricos, documentos en papel, alimentos...) y proceder a desactivar las alarmas contra incendios, ya que la nebulización puede activarlas.

Una vez transcurrido el periodo de actuación del biocida y el plazo de seguridad establecido en la Ficha de seguridad para la desinfección (puede ser de unas 4 horas), comienza la última fase de Aireación, se ventilará la zona tratada, renovando el aire interior con aire exterior.

  • OZONO: Las dudas principales que se plantean son, por un lado, las dosis necesarias para garantizar su eficacia frente al coronavirus y, por otro, los efectos sobre la salud que dichas dosis pueden implicar. La evidencia científica disponible muestra que, a concentraciones que no exceden los estándares de salud pública, el ozono es generalmente ineficaz para controlar la contaminación del aire interior.
    • No se puede aplicar en presencia de personas.
    • Las personas que lo manipulen deben contar con equipos de protección adecuados.
    • Al ser una sustancia química peligrosa, puede producir efectos adversos.
    • En el inventario de clasificación de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) se notifica la clasificación de esta sustancia como peligrosa por vía respiratoria, irritación de piel y daño ocular.
    • No está registrada como Biocida
    • Puede reaccionar con sustancias inflamables y puede producir reacciones químicas peligrosas al contacto con otros productos químicos.
  • LA RADIACIÓN UV-C, es invisible para las personas y su exposición a la misma puede tener efectos en la salud. La evidencia disponible sugiere que los dispositivos de luz UV-C podrían inactivar el SARS-CoV-2 de una forma fácil y rápida, siempre como complemento de la limpieza manual estándar
  • RADIACIÓN INDIRECTA, colocando los equipos por encima de 2,3 m desde el suelo y dirigiendo su haz horizontalmente y hacia el techo. Podría haber personas en el interior de la habitación, siempre y cuando se asegure que la radiación ultravioleta que les incide no supera los máximos admisibles definidos en la Norma UNE-EN 62471. Actúa como germicida del aire en la zona radiada.
  • RADIACIÓN DIRECTA, a todas las superficies de la habitación. No puede haber personas en el interior de la habitación durante el momento de la radiación debido a que se pueden superar los límites admisibles de radiación, la radiación UV ha sido identificada como potencialmente cancerígena. Desinfecta el aire de las superficies radiadas directamente, pero no las zonas “que están en la sombra”
  • RADIANDO EN EL INTERIOR DE CONDUCTOS del sistema de acondicionamiento de aire, en este caso se aplica la Norma UNE-EN ISO 15858.

Asimismo, se insiste que la medida más eficaz para la prevención de infecciones por el SARS-CoV-2 sigue siendo el lavado de manos, la protección con mascarilla, la distancia social, la ventilación periódica en las instalaciones, la limpieza con detergentes y desinfectantes y la aplicación de biocidas autorizados por el Ministerio de Sanidad.